Los costos fijos y variables son las dos categorías principales de costos que enfrentan las empresas. Comprender estas clasificaciones puede ayudar a una empresa a tomar decisiones informadas sobre presupuestos, precios y rentabilidad.
Los costos fijos se refieren a los gastos que no varían con los cambios en la producción o el volumen de ventas de una empresa. Son gastos en los que incurre una empresa independientemente de su nivel de producción. Los ejemplos de costos fijos incluyen alquiler, salarios, seguros e impuestos a la propiedad. Estos gastos se consideran más estables y predecibles que los costos variables.
Los costos variables son gastos que cambian en proporción al volumen de producción o ventas de la empresa. A medida que aumenta el volumen de producción o ventas, también lo hacen los costos variables. Ejemplos de costos variables incluyen materias primas, mano de obra directa y comisiones. Estos gastos a menudo se consideran más inciertos y más difíciles de predecir que los costos fijos.
Al comprender la distinción entre costos fijos y variables, una empresa puede asignar mejor sus recursos y tomar decisiones informadas. Por ejemplo, al identificar qué gastos son fijos y cuáles son variables, una empresa puede determinar su punto de equilibrio o el nivel de ventas necesario para cubrir todos sus gastos. Esta información se puede usar para fijar el precio de los productos y servicios y tomar decisiones sobre qué productos o servicios ofrecer.
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